El DHA es fundamental para la salud del cerebro y de los ojos, constituyendo el 40% de los ácidos grasos poliinsaturados del cerebro y el 60% de la retina ocular. El mantenimiento de estos niveles de DHA en el cerebro y ojos, depende exclusivamente de su aportación a través de la dieta. Debido al nuestro modo de vida actual y el bajo consumo de pescado, la suplementación con DHA es extremadamente recomendable.
El DHA adquiere un rol preponderante en la formación de neuronas (neurogénesis) y de las sinapsis (sinaptogénesis), particularmente en el desarrollo fetal y durante los primeros dos años de vida [1]. En consecuencia, el estado nutricional del DHA de la madre pre-gestacional, gestacional y durante la lactancia representa una etapa crítica para el desarrollo cerebral y visual de su hijo [2, 3].
Los pacientes con enfermedad de Alzheimer tienen niveles reducidos de DHA en sangre, cuando comparado con individuos sanos con la misma edad [4], lo que sugiere que una deficiencia en este nutriente podría desempeñar un papel importante en el desarrollo de la enfermedad [5].
Aunque producimos fosfatidilserina en nuestro cuerpo, su producción endógena disminuye paulatinamente con la edad. El mantenimiento de niveles de fosfatidilserina en el organismo pasa a estar completamente dependiente de la dieta.Las fuentes más ricas de fosfatidilserina son las vísceras y el cerebro de los animales, justamente los alimentos que consumimos en menor cantidad. Los granos también contienen fosfatidilserina, pero en mucho menor cantidad. Hablamos de uno de los nutrientes más importante para el cerebro, pues influye de manera beneficiosa en numerosos sistemas de neurotransmisores, como la acetilcolina, la dopamina, la serotonina y la norepinefrina [6]. La fosfatidilserina regula la conducción de los impulsos nerviosos, mejora la función de las células nerviosas, participa en el metabolismo del trifosfato de adenosina (ATP) y desempeña un papel clave en la señalización del ciclo celular [7, 8].
El EPA es otro ácido graso poliinsaturado omega-3, presente en la fórmula de DHA-PS , que también puede contribuir para mejorar la función cerebral [9]. Su relación con la salud del cerebro es indirecta y está relacionada con sus beneficios sobre el sistema cardiovascular [10]. Los problemas vasculares contribuyen a la demencia en muchos adultos mayores, lo que sugiere que el mantenimiento de la salud cardiovascular puede ayudar a proteger contra la demencia en la vejez [11].