Un estudio en Cellular and molecular neurobiology publicado en 2025 revisa cómo ciertos ácidos grasos poliinsaturados, en especial el DHA y sus fosfolípidos como la fosfatidilserina, sostienen funciones clave del cerebro adulto. Los autores recopilan décadas de investigación en modelos celulares, animales y humanos, y describen cómo estos lípidos participan en la memoria, la atención, el estado de ánimo y la respuesta inflamatoria cerebral.
El mensaje central es claro, el cerebro necesita una reserva adecuada de DHA y fosfolípidos para mantener sus membranas, formar sinapsis, modular la inflamación y utilizar bien la glucosa. Esta revisión es especialmente relevante para personas adultas que quieren cuidar su rendimiento cognitivo y para quienes conviven con factores de riesgo neurológico a lo largo de la vida.
El estudio describe cómo los ácidos grasos esenciales sostienen la estructura y la actividad del cerebro
La revisión explica que el cerebro es uno de los órganos más ricos en lípidos del cuerpo y que una parte importante de esa grasa son ácidos grasos poliinsaturados, sobre todo DHA de la familia omega 3 y ácido araquidónico de la familia omega 6. Estos ácidos grasos se integran en fosfolípidos de membrana como la fosfatidilserina, que da estabilidad a las neuronas y a las conexiones sinápticas.
Los autores detallan que el organismo no fabrica en cantidad suficiente los precursores esenciales, por lo que dependen de la dieta. Una vez en el cuerpo, se transforman en el hígado y se transportan al cerebro, donde se incorporan a las membranas neuronales y a la mielina. El artículo resume estudios que relacionan alteraciones en este metabolismo con trastornos de memoria, cambios de humor y enfermedades neurodegenerativas.
DHA y fosfatidilserina participan en sinapsis, neurogénesis, inflamación y uso de glucosa
En la parte mecanística, la revisión explica que el DHA se acumula en fosfolípidos como fosfatidilcolina, fosfatidiletanolamina y fosfatidilserina. Desde ahí, influye en la fluidez de la membrana neuronal, en la formación de sinapsis y en la señalización entre neuronas. La fosfatidilserina, rica en DHA, se asocia con la estabilidad de la membrana sináptica y con procesos de liberación de neurotransmisores.
El texto también describe cómo, en situaciones de estrés o daño, enzimas específicas liberan DHA de las membranas y lo transforman en mediadores activos con funciones neuroprotectoras. Estos derivados ayudan a modular la inflamación, favorecen la supervivencia neuronal y apoyan la reparación de tejidos. Además, se han observado efectos del DHA sobre el transporte de glucosa al cerebro, un punto clave para mantener la energía necesaria en regiones implicadas en memoria y atención.
En conjunto, la revisión relaciona niveles adecuados de DHA y un equilibrio entre omega 3 y omega 6 con procesos como la neurogénesis, la plasticidad sináptica y la regulación del estado de ánimo. No se habla de curas, sino de cómo estos lípidos forman parte de la fisiología básica que permite al cerebro funcionar con estabilidad a lo largo del tiempo.
Hábitos diarios que apoyan el metabolismo de los ácidos grasos en el cerebro
El trabajo recuerda que el cuerpo depende de la alimentación para obtener los precursores de estos ácidos grasos. Un patrón de dieta que incluya pescado azul, marisco y fuentes vegetales de omega 3, junto con un consumo moderado de carnes y productos ricos en omega 6, favorece un equilibrio más saludable entre estas familias de lípidos.
También se menciona que factores como el exceso de azúcares refinados, alcohol o grasas trans pueden interferir con las enzimas que transforman los precursores en DHA y otros derivados activos. Mantener un peso saludable, practicar actividad física regular y cuidar el descanso nocturno contribuye a reducir el estrés oxidativo y la inflamación, lo que facilita que el cerebro utilice de forma eficiente los ácidos grasos que recibe.
Para muchas personas adultas con alta carga mental, la clave está en combinar una alimentación variada, rica en fuentes naturales de omega 3, con una gestión razonable del estrés y una rutina de sueño estable. Estos pilares crean el contexto en el que el metabolismo de DHA y fosfolípidos puede desplegar su función de soporte a la memoria, la concentración y el equilibrio emocional.
Cómo encaja DHA PS de Nutribiolite, complemento de omega 3 y fosfatidilserina, en esta fisiología cerebral
Aunque la revisión científica se centra en mecanismos generales y no evalúa un producto concreto, su mensaje sobre el papel del DHA y de la fosfatidilserina en el sistema nervioso encaja con el enfoque de un complemento como DHA PS de Nutribiolite, un suplemento de aceite de pescado rico en DHA y fosfatidilserina.
La combinación de DHA procedente de aceite de pescado y fosfatidilserina aporta, en formato concentrado, dos de los componentes estructurales que el propio estudio describe como claves en las membranas neuronales. El DHA se integra en los fosfolípidos y contribuye a la fluidez y estabilidad de las membranas, mientras que la fosfatidilserina participa de forma directa en la organización de las sinapsis y en la señalización celular relacionada con la memoria y la atención.
Un complemento de este tipo tiene sentido para adultos que ya cuidan su alimentación y su actividad física, pero que desean un apoyo adicional en la ruta fisiológica que conecta los omega 3 con la función cognitiva. No sustituye a una dieta equilibrada, se plantea como una forma de asegurar una disponibilidad constante de DHA y fosfatidilserina en personas con alta demanda mental o con ingestas dietéticas irregulares de pescado azul.

Complemento con DHA de aceite de pescado y fosfatidilserina, pensado para adultos que desean apoyar de forma fisiológica su rendimiento cerebral diario.
Resumen final, cerebro cuidado, ciencia y hábitos en la misma dirección
La revisión en Cellular and molecular neurobiology refuerza una idea sencilla, el cerebro necesita un suministro adecuado de DHA y fosfolípidos como la fosfatidilserina para sostener su estructura, su capacidad de comunicarse y su equilibrio inflamatorio.
Hábitos como una dieta rica en pescado azul, el control del estrés, el ejercicio y el buen descanso crean el terreno para que estos lípidos actúen. En ese contexto, un complemento como DHA PS de Nutribiolite puede ser una herramienta adicional para quienes buscan cuidar de forma consciente su salud cerebral a largo plazo.
Este contenido es informativo y no sustituye el consejo de un profesional sanitario.
Preguntas frecuentes
¿Qué papel tiene el DHA en la función cerebral diaria
El DHA, ácido docosahexaenoico, es un omega 3 que se integra en las membranas de las neuronas. Favorece la fluidez de la membrana, la comunicación entre células y la formación de sinapsis, procesos relacionados con memoria, atención y estabilidad emocional.
¿Por qué es relevante la fosfatidilserina para la memoria
La fosfatidilserina es un fosfolípido abundante en las membranas neuronales. Participa en la organización de las sinapsis y en señales internas que regulan la liberación de neurotransmisores. Niveles adecuados se asocian con una mejor eficiencia en procesos de memoria y aprendizaje.
¿Qué relación hay entre omega 3 y estado de ánimo
La revisión recoge estudios que vinculan un equilibrio adecuado entre omega 3 y omega 6 con menor inflamación cerebral y una mejor regulación de neurotransmisores. Esto se asocia con un estado de ánimo más estable, aunque no se plantea como tratamiento de trastornos concretos.
¿Puede un complemento de DHA y fosfatidilserina sustituir a una buena alimentación
No, la base siempre es una dieta variada y equilibrada, rica en pescado azul, frutas, verduras y grasas saludables. Un complemento concentrado de DHA y fosfatidilserina puede considerarse un apoyo adicional cuando la ingesta dietética es irregular o la demanda mental es alta.
¿Para qué tipo de persona puede tener sentido DHA PS de Nutribiolite
Puede encajar en adultos que ya cuidan su estilo de vida, que desean apoyar su rendimiento cognitivo y que buscan un aporte concentrado de DHA y fosfatidilserina, tal como destacan los estudios sobre lípidos cerebrales. Siempre dentro de una rutina global de alimentación, movimiento y descanso adecuados.









