Un estudio en Frontiers in molecular biosciences publicado en 2025 revisa decenas de trabajos en humanos y animales y concluye que el estado de los micronutrientes, como vitaminas, minerales y ácidos grasos omega 3, se relaciona de forma directa con la función cerebral y la salud cognitiva a lo largo de la vida. Los autores señalan que tanto la carencia como el exceso pueden alterar memoria, atención y plasticidad del cerebro.
El mensaje práctico es claro, un cerebro que recibe de forma constante los micronutrientes que necesita tiende a envejecer mejor y a resistir mejor el estrés mental. Esto resulta especialmente relevante en adultos que quieren mantener claridad mental, concentración y rendimiento intelectual en el día a día.
La revisión científica muestra que el equilibrio de micronutrientes influye en memoria, atención y envejecimiento cerebral
El trabajo sintetiza resultados de estudios publicados entre 2004 y 2025 sobre micronutrientes y salud cerebral. Analiza vitaminas del grupo B, vitamina D, minerales como hierro y zinc, compuestos metilantes como colina y folato, y ácidos grasos omega 3, entre ellos el ácido docosahexaenoico o DHA.
Los autores describen que déficits de vitamina B12, folato, hierro, zinc y omega 3 se asocian con peor rendimiento cognitivo, mayor riesgo de deterioro con la edad y alteraciones en el estado de ánimo. También señalan que un aporte adecuado, por dieta o suplementos, se relaciona con mejor memoria, mayor neuroplasticidad y menor velocidad de declive en adultos.
Cómo los micronutrientes moldean el cerebro, desde los genes hasta las conexiones neuronales
El estudio explica que muchos micronutrientes actúan como cofactores en rutas clave del cerebro. Participan en la producción de energía, en la síntesis de neurotransmisores como serotonina, dopamina y acetilcolina y en los sistemas antioxidantes que protegen a las neuronas del daño oxidativo.
Una parte central del artículo se dedica a los micronutrientes metilantes, como folato, vitaminas B6 y B12, colina y metionina. Estos nutrientes alimentan el llamado metabolismo de un carbono, que genera S adenosilmetionina, la molécula que dona grupos metilo para regular la expresión de genes y la estructura de la cromatina. Dicho de forma sencilla, ayudan a encender y apagar genes que dirigen el desarrollo y el mantenimiento del cerebro.
La revisión también destaca el papel de los ácidos grasos omega 3, en especial el DHA. Este ácido graso forma parte de las membranas de las neuronas, favorece la fluidez de la membrana y la formación de sinapsis, y modula procesos inflamatorios que, cuando se descontrolan, se asocian con deterioro cognitivo y demencia.
Hábitos de vida que apoyan la salud cerebral según la evidencia sobre micronutrientes
Los autores insisten en que la primera herramienta para cuidar el cerebro es una alimentación variada y densa en nutrientes. Proponen patrones dietéticos como la dieta mediterránea, rica en pescado azul, aceite de oliva virgen extra, frutos secos, legumbres, frutas y verduras, que aportan omega 3, vitaminas del grupo B, antioxidantes y minerales reguladores de la función neuronal.
Además de la dieta, el artículo recuerda que el cerebro es sensible a otros factores ambientales. El sedentarismo, el estrés crónico, el sueño insuficiente y la obesidad se asocian con peor perfil de micronutrientes y mayor riesgo de problemas mentales. En cambio, actividad física regular, descanso suficiente y gestión del estrés ayudan a que el cerebro utilice mejor los nutrientes disponibles.
Cómo un complemento de omega 3 y fosfatidilserina puede encajar en esta fisiología cerebral
La revisión subraya que los ácidos grasos omega 3, y en particular el DHA, son micronutrientes estructurales del cerebro. Forman parte de las membranas neuronales y participan en procesos como la sinaptogénesis, la neurogénesis y la regulación de la inflamación. Un aporte suficiente de DHA se asocia con mejor función cognitiva y con una progresión más lenta del deterioro ligado a la edad.
En paralelo, otros trabajos científicos han estudiado la fosfatidilserina, un fosfolípido abundante en la membrana de las neuronas. La fosfatidilserina participa en la señalización celular, en la liberación de neurotransmisores y en el mantenimiento de la fluidez de la membrana. Algunos ensayos en adultos han observado que la combinación de fosfatidilserina con DHA se asocia con mejor rendimiento en tareas de memoria y atención, especialmente en personas con alta carga mental.
Hábitos diarios para acompañar la acción de los micronutrientes en el cerebro
A partir de la evidencia revisada, tiene sentido priorizar una base sólida de estilo de vida. En la práctica significa asegurar varias raciones semanales de pescado azul, frutos secos, legumbres y verduras de hoja verde, junto con una ingesta adecuada de proteínas de calidad que aporten aminoácidos precursores de neurotransmisores.
También resulta útil cuidar el eje intestino cerebro. El estudio recuerda que la microbiota influye en la absorción de vitaminas y minerales y produce algunas vitaminas del grupo B. Una dieta rica en fibra, frutas, verduras, legumbres y alimentos fermentados favorece una microbiota diversa, lo que mejora la disponibilidad de micronutrientes que el cerebro necesita.
Cómo el complemento DHA PS de Nutribiolite se alinea con la evidencia sobre omega 3 y función cognitiva
El estudio revisado pone el foco en el papel de los omega 3, y en concreto del DHA, como micronutrientes esenciales para la función cerebral y la salud cognitiva en adultos. Destaca que niveles adecuados de estos ácidos grasos se relacionan con mejor rendimiento mental y con un envejecimiento cerebral más lento.
Un complemento basado en aceite de pescado rico en DHA combinado con fosfatidilserina encaja en esta lógica fisiológica. El DHA aporta el componente estructural que el cerebro incorpora a sus membranas, mientras que la fosfatidilserina contribuye a la organización de esas membranas y a la comunicación entre neuronas. Esta sinergia se orienta a apoyar funciones como la memoria, la concentración y la agilidad mental en la vida diaria.
Este tipo de formulación está pensado para adultos que ya cuidan su alimentación, su actividad física y su descanso, y que buscan un apoyo adicional a nivel fisiológico para su rendimiento cognitivo, especialmente en contextos de alta demanda intelectual o de envejecimiento activo.

Complemento de omega 3 rico en DHA combinado con fosfatidilserina, orientado a apoyar la función cerebral en adultos activos.
Preguntas frecuentes
¿Qué aporta el DHA a la salud cerebral en adultos?
El ácido docosahexaenoico o DHA es un omega 3 que forma parte de las membranas de las neuronas. Se asocia con mejor comunicación entre células nerviosas, con mayor plasticidad cerebral y con un declive cognitivo más lento a medida que pasan los años.
¿Por qué se habla de sinergia entre DHA y fosfatidilserina?
El DHA aporta flexibilidad y estabilidad a las membranas neuronales y la fosfatidilserina organiza esa membrana y participa en la señalización. Juntos, favorecen un entorno físico y funcional que apoya procesos como la memoria, la atención sostenida y la rapidez de procesamiento mental.
¿Qué relación tiene el estudio de micronutrientes con un complemento de omega 3 y fosfatidilserina?
La revisión destaca que los omega 3, en especial el DHA, son micronutrientes clave para el cerebro y que su aporte adecuado se vincula con mejor función cognitiva. Un complemento que combine DHA con fosfatidilserina se apoya en esa misma fisiología para ofrecer un soporte adicional a la salud cerebral.
¿Basta con la alimentación para cubrir las necesidades de DHA del cerebro?
Una dieta rica en pescado azul y marisco puede aportar cantidades relevantes de DHA. Sin embargo, muchas personas consumen poco pescado o lo hacen de forma irregular. En esos casos, un complemento puede ser una herramienta adicional dentro de una estrategia que incluya también cambios en la alimentación.
¿Para qué tipo de persona tiene más sentido un complemento con DHA y fosfatidilserina?
Resulta especialmente interesante para adultos con alta carga mental, personas que desean cuidar su rendimiento cognitivo en el trabajo o el estudio y quienes buscan apoyar un envejecimiento cerebral activo, siempre dentro de un estilo de vida que incluya buena alimentación, ejercicio y descanso adecuado.
Este contenido es informativo y no sustituye el consejo de un profesional sanitario.









