Un aporte combinado de vitamina C y zinc constituye un buen aliado para tus defensas. La vitamina C actúa sobre un primer nivel de defensas, facilitando ciertas reacciones químicas del sistema inmune. La vitamina C es un antioxidante por excelencia que ejerce un papel fundamental en la protección de las células inmunes frente al daño oxidativo. El zinc actúa sobre un segundo nivel de defensa, más sofisticado, en el que intervienen células específicas (células B y T) que reconocen el tipo de amenaza concreta.

Nutribiolite Vitamina C + Picolinato de Zinc te ayuda a mantener tus defensas naturales y contribuye al funcionamiento normal de tu sistema inmunitario (1).

En  2012 en un artículo en la revista The Journal of International Medical Research, demostró la ventaja de la suplementación combinada de 1000 mg de vitamina C con la toma de 10mg de zinc elemental en la recuperación de enfermedades virales infecciosas, como el resfriado común. Por ejemplo, se ha verificado que esta combinación fue significativamente más eficaz que el placebo para reducir la rinorrea y aliviar otros síntomas del resfriado en solo 5 días de tratamiento (2).

La importancia del zinc

Como componente estructural y funcional de varias metaloenzimas y metaloproteínas, el zinc participa en numerosas funciones del metabolismo celular, como en el proceso fisiológico, en la función inmune, en la defensa antioxidante o en el crecimiento y desarrollo de los tejidos. Una de las funciones del metabolismo celular que mas sufre con la ausencia de zinc es la función inmune (3). Nuestro sistema inmunitario se basa en dos grupos principales de células que dependen del zinc en múltiples niveles: las células inmunes innatas y las adaptativas. Las células inmune innatas median la parte inmediata de la respuesta inmunitaria y se sustentan principalmente en macrófagos y neutrófilos, que atacan directamente a diferentes patógenos como bacterias y hongos. Para completar el proceso de destrucción es necesaria la presencia de elevadas cantidades de zinc intracelular en los macrófagos y neutrófilos. La inmunidad adaptativa está mediada por las células B y T. A través de la recombinación somática, cada célula B y T recién formada tiene un receptor individual con el potencial de reconocer y unirse a una estructura biológica aleatoria, el llamado antígeno. El zinc también es un cofactor de la timulina, una hormona tímica esencial para la maduración de este tipo de células (3).  Según estudios de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), existe una relación causa/efecto entre la ingesta dietética de zinc y el funcionamiento normal del sistema inmunitario (5)

En 1993, el Comité Científico Europeo de la Alimentación Humana estableció ingestas de referencia para la población para el zinc en miligramos (mg) al día (4–6).  En estas recomendaciones, la ingesta diaria de zinc va desde 7 mg para las mujeres adultas (12 mg en el caso lactantes) hasta 11 mg para los hombres. No se recomienda exceder una dosis diaria de 15 mg de zinc. Cada comprimido de Nutribiolite Vitamina C+ Zinc Picolinate aporta 50 mg de picolinato de zinc, lo que corresponde a una ingesta de 10 mg de zinc elemental (100 % del VRN).

El picolinato de zinc

En 1987, S.A. Barrie y sus colaboradores publicaran un estudio en la revista científica Agents Action en el cual compararan la absorción de las diversas formas de zinc quelado (7). De este estudio se concluyó que el picolinato de zinc se absorbía mejor que el citrato de zinc o el gluconato de zinc. De hecho, el estudio demostró que había un aumento en los niveles de zinc luego de un período de 4 semanas de haberse tomado el suplemento de picolinato de zinc comparado con los otros suplementos. Las formas de cloruro de zinc y óxido de zinc, utilizadas en complementos alimenticios más baratos no fueron utilizadas en este estudio por saberse de antemano que presentan una biodisponibilidad muy inferior a las formas de zinc quelado.

Marcada por su grande capacidad antioxidante (donadora de electrones), la vitamina C, también conocida como ácido L-ascórbico, es un antioxidante muy poderoso que da soporte a diversas funciones celulares del sistema inmune innato y adaptativo. De hecho, la función de las células del sistema inmunitario está fuertemente influenciada por la presencia de sustancias antioxidantes, que ejercen un papel fundamental en la protección de estas frente al estrés oxidativo (8). 

La vitamina C es fundamental para el correcto funcionamiento de los monocitos, neutrófilos y linfocitos (de los cuales se incluye a sus tres subtipos células T, B y NK). De hecho, estas células contienen hasta 100 veces más vitamina C que aquella que circula en el plasma durante episodios infecciosos (9).

Por ejemplo, los neutrófilos forman parte de la respuesta inmunitaria innata. Al presentarse una infección, estos se dirigen a la zona afectada siguiendo la pista de sustancias químicas liberadas para este fin (quimiotaxis). Al llegar pueden liberar trampas extracelulares (NETs) que atrapan microorganismos y, también secretan y contienen diversas sustancias oxidantes que los ayudan a destruir. La vitamina C no solo mejora la quimiotaxis, estimula la producción de sustancias oxidantes y las inactiva cuando se producen en cantidad excesiva; controla la formación y acción de las NETs para evitar la necrosis tisular producida por neutrófilos y estimula su apoptosis cuando ya no son necesarios (10, 11).

Otra función muy importante de la vitamina C es su papel fundamental en la formación de colágeno. El colágeno es una proteína muy importante y el componente más abundante de la piel, y huesos, cubriendo un 25 % de la masa total de proteínas en los mamíferos (12). La falta de vitamina C causa una enfermedad conocida como escorbuto, que fue descrita por primera vez en el año 500 a. C. por Hipócrates. Esta enfermedad se caracteriza por la disminución de la capacidad del cuerpo para producir colágeno, lo que hace que los capilares sanguíneos sean frágiles. Además, causa retrasos en la curación, sangrado de las encías, pérdida de dientes, anemia, somnolencia y dolor en las articulaciones.

La vitamina C también desarrolla una importante función en nuestro organismo en la regeneración de otras moléculas antioxidantes importantes, como el caso de la vitamina E (alfa-tocoferol) (13). Actualmente se investiga el posible efecto benéfico antioxidante de la vitamina C sobre la prevención de ciertos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades en las que el estrés oxidativo juega un papel importante. Además de sus funciones biosintéticas y antioxidantes, la vitamina C juega un papel importante en la absorción de hierro en el intestino (14).

1 Commission Regulation (EU) No 432/2012 of 16 May 2012 establishing a list of permitted health claims made on foods, other than those referring to the reduction of disease risk and to children’s development and health Text with EEA relevance
2 Maggini, S.; Beveridge, S.; Suter, M. Journal of International Medical Research 2012, 40, 28.
3 Haase, H.; Rink, L. Metallomics : integrated biometal science 2014, 6, 1175.
4 Reports of the Scientific Committee for Food (31st Series), Nutrient and Energy Intakes for the European Community. 1993.
5 European Food Safety Authority (EFSA), “Scientific Opinion on Dietary Reference Values for zinc – EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition and Allergies (NDA).” EFSA Journal 2014, 12 (10), 3844.
6 Nutri-Facts ( https://www.nutri-facts.org/)
7 Barrie, S. A.; Wright, J. V.; Pizzorno, J. E.; Kutter, E.; Barron, P. C. Agents and actions 1987, 21, 223.
8 Carr, A. C.; Maggini, S. Nutrients 2017, 9.
9 Levine, M. et al. Proceedings of the National Academy of Sciences 1996, 93, 3704.
10 Wintergerst, E. S.; Maggini, S.; Hornig, D. H. Annals of Nutrition and Metabolism 2006, 50, 85.
11 Wintergerst, E. S.; Maggini, S.; Hornig, D. H. Annals of Nutrition and Metabolism 2007, 51, 301.
12 Boyera , N.; Galey , I.; Bernard , B. A. International Journal of Cosmetic Science 1998, 20, 151.
13 Niki, E. Annals of the New York Academy of Sciences 1987, 498, 186.
14 Gershoff, S. N. Nutrition reviews 1993, 51, 313.