Potenciar el desempeño mental de una persona sin ningún tipo de disfunción física o mental, pero que por su condición social, laboral o académica pudiera beneficiarse de esta condición, es una de las posibilidades que ofrece actualmente la investigación pragmática en neurociencias aplicada a la psicofarmacología [1]. En este sentido, se han publicado revisiones sistemáticas de estudios clínicos que incluían como grupos poblacionales adultos sanos, en su mayoría personas jóvenes, a las cuales se les administró distintos psicotrópicos, de origen sintético o natural, sin un fin terapéutico, usando como comparador un grupo control placebo, y cuyo principal objetivo consistía en demostrar la eficacia en mejorar procesos cognitivos relacionados con funciones ejecutivas, tales como la atención, la motivación o la memoria, entre otros.
Los potenciadores cognitivos o nootrópicos son fármacos, suplementos, nutracéuticos o alimentos funcionales que mejoran algún aspecto de la función o cognición cerebral. Según el Dr. Corneliu E. Giurgea el investigador que propuso por primera vez el término “nootrópico” [2], este tipo de substancias, además de potenciar las capacidades cognitivas y mejorar el aprendizaje, no deberá presentar toxicidad, adicción u otros efectos secundarios importantes [3]. En este sentido, los nootrópicos de origen natural han ganado mucha popularidad como alternativa eficaz y segura [4].
A día de hoy se encuentran disponibles varios extractos de plantas medicinales y nutrientes esenciales con propiedades nootrópicas y que ayudan a prevenir el estrés oxidativo de las células neuronales. Por tratarse de substancias de origen natural, no producen dependencia o efectos colaterales adversos como ocurren en los fármacos psicotrópicos. Además, no necesitan de prescripción médica y pueden ser utilizados para complementar la dieta con el objetivo de prevenir enfermedades neurológicas. De hecho, los nootrópicos naturales son substancias que llevan siendo utilizadas por la medicina tradicional durante siglos, aunque es en la actualidad cuando están empezando a ser descubiertos por el público general. Algunos ejemplos de nootrópicos de origen natural son los extractos concentrados de plantas medicinales como el ginseng koreano, el ginkgo biloba, la bacopa monnieri, el hongo melena de león, el guaraná, el té verde. Como ejemplos de nutrientes con propiedades nootrópicas tenemos la teanina, taurina, colina, cafeína, acetil L-carnitina y la fosfatidilserina.